26 mayo 2007

La Belleville de Pennac


Anusca Ferrari, Paola Ghinelli. Belleville. L'altra Parigi di Daniel Pennac. Milano: Unicopli, 2004 (Le città letterarie)

Daniel Pennac ha sempre vissuto a Parigi e vi ha sempre ambientato le proprie storie. Questa guida letteraria propone la ricerca di alcuni suoi personaggi in una Parigi alternativa agli itinerari conosciuti. Dopo una prima larga panoramica, l'inquadratura si stringerà su Belleville, quartiere parigino dalle vicende tormentate, luogo in cui abita la tribù Malaussène, e microcosmo cristallizzato in forti percezioni sensoriali, spesso contrapposto al resto di Parigi. Il lettore sarà accompagnato alla scoperta di una città reale e si accorgerà presto che in molti casi per vedere le vestigia del carattere peculiare e rivoluzionario che ha sempre caratterizzato il quartiere di Belleville, o per cogliere il mistero e l'ironia che uniscono i suoi esotici abitanti, basta osservare con più attenzione. La città per Pennac è pretesto alla scrittura e alla creazione, topos di invenzioni, fonte del romanzesco. In questa spirale creativa l'autore rinnova e personalizza il concetto di mito, e rinfresca i cliché letterari di una Parigi ricca d'immagini.

Ley garrote en ABC

Artículo de Fernando Martínez Laínez sobre Ley garrote en ABC (19.05.2007)


El cielo opresor

Hay ciudades que llevan la negritud en sus entrañas, y en ese sentido puede que México D. F. se lleve la palma. Con 27 millones de habitantes sobre un lago desecado a dos mil metros de altura, más que ciudad es una arracimada desmesura urbana. En el mundo, seguramente no hay escenario mejor para ambientar una historia negra, a condición de utilizarlo bien, como hace Joaquín Guerrero-Casasola en la novela Ley Garrote (Roca Editorial, 2007).

Con pocos personajes, extraídos de un repertorio de «gran guiñol», Guerrero-Casasola demuestra que se puede levantar una buena trama con materiales sencillos, sin rebuscamientos financiero-legales o confabulaciones esotéricas. En Ley Garrote todo es simple y siniestro, como corresponde al esperpéntico espacio urbano elegido y a las gentes que lo habitan. Aunque guionista de más de 600 horas de telenovelas, Casasola parecía predestinado a la novela negra desde la infancia. «Crecí -ha confesado- encima de un tanatorio, frente a un hospital y cerca de una delegación de policía.» Una lejana mirada negra producto del azar, que al autor le ha servido para superar la prueba de fuego literaria.

Ley Garrote contiene elementos dispares bien ensamblados por la fluidez de una trama escueta, que no decae ni se pierde en ramificaciones accesorias. Entremezcla con acierto parodia, spaghetti western a la mexicana y el inevitable componente surrealista de una realidad delincuente que supera la ficción novelesca más desmadrada. También los personajes están a la altura del empeño, empezando por el protagonista, Gil Baleares, ex policía judicial, investigador privado al borde del derrumbe. Vive con su padre, «El Perro» -una leyenda de turbio pasado policial enfermo de Alzheimer-, y para comprarse un coche nuevo acepta resolver el secuestro de una muchacha, hija del dueño de una acreditada marca de dulces pegajosos.

Éstas son las piezas iniciales y permanentes del lance. De trasfondo, el cáncer social del secuestro. Negocio sanguinario de muchas variantes que en Ley Garrote se catalogan: «Exprés, tradicional, virtual, colectivo, individual, de persona, animales y hasta de gente que no ha nacido». Actividad de complejo escalafón laboral: capturistas, vigilantes, ejecutores, inquilinos, chalanes, enfermeras y telefonistas. Cada uno a lo suyo, sin saber nada de los otros. Posible moraleja: la libertad como algo por lo que hay que pagar a la serpiente enrollada del crimen, siempre al acecho, con la cabeza escondida, dispuesta a morder. Sálvese quien pueda.

11 mayo 2007

Conan Doyle. La ciencia como ficción sentimental,

de Manuel Valle


Manuel Valle. Conan Doyle. La ciencia como ficción sentimental. Albolote: Comares, 2006. (El signo de los cuatro; 1) 302 p.

Era el resultado de un extraño encuentro histórico: el cientifismo positivista se proyectaba sobre una amalgama de materiales literarios dispersos, que iban desde la novela de aventuras hasta las causas criminales y judiciales o los relatos de terror, y provocaba la transformación de la figura del arruinado y melancólico caballero Augusto Dupin, salido de la pluma de Edgar Allan Poe. Cobraba asi vida literaria el mítico detective Sherlock Holmes, que viviría la ficción sentimental de creerse plenamente científico, materialista y ajeno a lo sobrenatural durante sesenta relatos (cincuenta y seis cuentos y cuatro novelas) que —tal vez sea una broma que el destino le gastó a Holmes— llegarían a ser considerados objeto de culto y nombrados como las Sagradas Escrituras.

05 mayo 2007

El crimen de Nochebuena,

de Raúl Tristrán


Tristán, Raúl. El crimen de nochebuena. Zaragoza: UnaLuna Ediciones, 2006.

Un hombre es hallado muerto en una plaza pública donde está instalado un monumental belén, componinedo la escena como si se tratase de una figura más.

El detective Bruno Galván se verá envuelto, casi contra su voluntad, en el expediente que será conocido como “el caso Sande”. Una investigación que parece complicarse por momentos. Por suerte, contará con la inestimable ayuda de “El Club de las Nueve”, un grupo de amigos que tiene por costumbre reunirse los viernes en un célebre café para discutir los casos policiales de actualidad.

Los sorprendentes giros de los acontecimientos harán desenredar una trama y amena, que no nos dejará abandonar la lectura hasta su desenlace.

Raúl Tristán. Espíritu libre surgido de los aromáticos vapores de los caldos riojanos (Logroño, 1969). Será la imparable fuerza del Cierzo (Zaragoza), la que impulse su alma inquieta.

Su devenir curricular es fruto de la llama renacentista que en él prende: estudios de Psicología Clínica, Master en Medio Ambiente Urbano, Especialización en Ciencia Política. Un camino jalonado por numerosos cursos y seminarios.

Como escritor, en sus novelas lo mismo se sumerge en la cruda dureza del género negro que en las plácidas aguas de la épica fantástica, o en el esfuerzo investigador de la ficción histórica y la biografía novelada. En sus relatos, bebe de las fuentes mismas del misterio.

Es miembro de la Asociación Aragonesa de Escritores.

Su particular concepción del ciudadano como Homo politicus, y su rigor e independencia, le han hecho destacar como columnista y tertuliano de opinión en diversos medios impresos, digitales y televisivos. Su blog “Fuego Cruzado”, se ha convertido en referente de opinión de la actualidad social, cultural y política.

L'H CONFIDENCIAL 53

Scerbanenco. Duca Lamberti
El más conocido de los autores italianos de novela criminal es sin duda Giorgio Scerbanenco (1911-1969), cuyos inicios en los años cuarenta no sobrepasaron tampoco el marco de la imitación anglosajona con las novelas protagonizadas por Arthur Jelling, un archivero de la policía de Boston. Pero veinticuatro años después Scerbanenco vuelve a la novela criminal y trae ahora un nuevo detective, un detective italiano y milanés, que se desliga completamente de la tradición policíaca extranjera y viene a inaugurar de hecho la moderna corriente literario-criminal del país.

Duca Lamberti es en realidad médico, hijo de un policía romañolo que marchó a Sicilia con la ilusión de combatir a la Mafia, pero sólo obtuvo una cuchillada en el hombro, que le paralizó el brazo. Destinado por ello a la burocracia policial milanesa, a costa de sacrificios consiguió que su hijo se doctorase en medicina y que ingresara en la clínica del doctor Arquate. Pero Duca Lamberti decepcionó a su padre. Llevado por su amor al prójimo, por su compenetración con el sufrimiento ajeno, inyectó ircodina a una anciana cancerosa consciente de su próximo fin y la mató. Y en el proceso subsiguiente fue condenado a tres años de prisión por practicar la eutanasia, sin posibilidad de seguir ejerciendo su profesión. Al doctor Duca Lamberti le conocemos –en Venus privada (Venere privata, 1966– cuando acaba de salir de la cárcel. Poco se sabe de su aspecto, únicamente, que era "más bien alto, más bien delgado, de rostro más bien desagradable". Y que en ese momento le estaba prohibido el ejercicio de la medicina y carecía de vida. Por eso el doctor Carrua, compañero de su padre en la policía de Milán, le proporciona un modesto empleo que, como era de esperar, termina involucrándolo en un crimen. Lamberti se convierte poco a poco en colaborador de la policía a través de Carrua y va encontrando ocupaciones, a veces mediante propuestas ilegales que le incitan a llegar al fondo del asunto, relacionadas de algún modo con el delito. Duca Lamberti está en posesión de una serie de cualidades humanas de las que seguramente no es la menos destacada su capacidad para compenetrarse con el sufrimiento del prójimo. Sus historias –Traidores a todos (Traditori di tutti, 1966), Muerte en la escuela (I ragassi del massacro, 1968) y Los milaneses matan en sábado (I milanesi ammazzano il sabato, 1969)– no se limitan al puro enigma extendiéndose a los paisajes y ambientes milaneses contemplados con el crudo realismo que les confiere su estilo claro y vivo, pudiendo en ocasiones llegar a ser violento.

Salvador Vázquez de Parga. Los mitos de la novela criminal

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