Scerbanenco. Duca Lamberti
El más conocido de los autores italianos de novela criminal es sin duda Giorgio Scerbanenco (1911-1969), cuyos inicios en los años cuarenta no sobrepasaron tampoco el marco de la imitación anglosajona con las novelas protagonizadas por Arthur Jelling, un archivero de la policía de Boston. Pero veinticuatro años después Scerbanenco vuelve a la novela criminal y trae ahora un nuevo detective, un detective italiano y milanés, que se desliga completamente de la tradición policíaca extranjera y viene a inaugurar de hecho la moderna corriente literario-criminal del país.
Duca Lamberti es en realidad médico, hijo de un policía romañolo que marchó a Sicilia con la ilusión de combatir a la Mafia, pero sólo obtuvo una cuchillada en el hombro, que le paralizó el brazo. Destinado por ello a la burocracia policial milanesa, a costa de sacrificios consiguió que su hijo se doctorase en medicina y que ingresara en la clínica del doctor Arquate. Pero Duca Lamberti decepcionó a su padre. Llevado por su amor al prójimo, por su compenetración con el sufrimiento ajeno, inyectó ircodina a una anciana cancerosa consciente de su próximo fin y la mató. Y en el proceso subsiguiente fue condenado a tres años de prisión por practicar la eutanasia, sin posibilidad de seguir ejerciendo su profesión. Al doctor Duca Lamberti le conocemos –en Venus privada (Venere privata, 1966– cuando acaba de salir de la cárcel. Poco se sabe de su aspecto, únicamente, que era "más bien alto, más bien delgado, de rostro más bien desagradable". Y que en ese momento le estaba prohibido el ejercicio de la medicina y carecía de vida. Por eso el doctor Carrua, compañero de su padre en la policía de Milán, le proporciona un modesto empleo que, como era de esperar, termina involucrándolo en un crimen. Lamberti se convierte poco a poco en colaborador de la policía a través de Carrua y va encontrando ocupaciones, a veces mediante propuestas ilegales que le incitan a llegar al fondo del asunto, relacionadas de algún modo con el delito. Duca Lamberti está en posesión de una serie de cualidades humanas de las que seguramente no es la menos destacada su capacidad para compenetrarse con el sufrimiento del prójimo. Sus historias –Traidores a todos (Traditori di tutti, 1966), Muerte en la escuela (I ragassi del massacro, 1968) y Los milaneses matan en sábado (I milanesi ammazzano il sabato, 1969)– no se limitan al puro enigma extendiéndose a los paisajes y ambientes milaneses contemplados con el crudo realismo que les confiere su estilo claro y vivo, pudiendo en ocasiones llegar a ser violento.
Salvador Vázquez de Parga. Los mitos de la novela criminal
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05 mayo 2007
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1 comentario:
Acabo de leer "Los Milaneses Matan en Sábado" y realmente me impactó el estilo del autor. Cruda, brutal, la historia cobra una actualidad tremenda en este momento de la sociedad argentina donde aparecen chicas asesinadas luego de ser raptadas por proxenetas. La vigencia del horror es aterradora. Libro más que recomendable.
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